sábado, 5 de diciembre de 2009

UNA DE RUMANOS

GELLU NAUM (1915-2001)

MUCHO MEJOR

Es mucho mejor tener hojas, mucho mejor
quedarte en cualquier parte lleno de hojas,
en cualquier parte de tu contorno de frescura.

Al estar solo no puedes leer más tus libros anaranjados,
ni sentarte de pies cruzados sobre un banco
ni siquiera dejar el sombrero cerca de donde estás,
tampoco dibujar con tiza sobre el asfalto.

Pero cuando las lluvias te hacen más lento,
puedes acudir sin risa y salir por las calles,
detrás de ti se queda una mancha redonda inmensa,
en la cual puedes dejar el sombrero como una fruta.


STEFAN AUGUSTIN DOINAS (1922)

COARTADA

Incesamentemente, sobre los llanos, en los nichos,
en las calles, en los bosques, en el altar, en la cama,
día y noche, alguien está asesinando.
¿lo he visto yo? Los ojos se agrandan,
se enturbian y niegan. La mano se niega
a ser cómplice. ¿Dónde me hallaba en aquel entonces?
Una mancha de sangre imperdonable corre
por la frente de todos, de padre a hijos.
Yo he visto: el ademán, la caída,
he oído el grito. Después el cuchillo
goteando sangre me cegó.
Pero he visto todo. Sé que está entre nosotros.
Pero no puedo decir su nombre.
¿Qué nombre encaja mejor
para todos los niños hartos de juego y broamas,
los que están matando su infancia?
Los enamorados chocan con el fémur de un loco
y mueren ahogados en agua de cal.
Una bandada de cuervos dibuja un círculo
alrededor de los cadáveres.
Todo en vano.
¿Qué bandera podemos izar sobre la ciudad?
¿Adónde ir?
Todos los caminos están cerrados.
Como el Dios mismo, ubicuamente,
somos cómplices de todos los asesinos.
Cómplices ¿pero de quién?
Ah ¡tapadme con trapos
la garganta para no hablar más!
Los que no han nacido de nuestra soberbia estirpe
duermen tranquilos: aún tienen una coartada.


PETER STOICA (1931)

POEMA DE INVIERNO Y AL MISMO TIEMPO DE AMOR

Jamás llega hasta ti mi palabra.
Cargada con los colores del mar,
mi carta no es más que una página
de letras blancas
flotando sobre los campos hinchados
por el sol y el sueño.
El itinerario cosecha mis últimas mariposas
y la mano alzada
queda como una señal más
perdida en los silencios del invierno.


NICHITA STANESCU (1933-1983)

EMOCIÓN DE OTOÑO

Ha llegado el otoño, cúbreme el corazón con algo,
con la sombra de un árbol o mejor con la tuya.

A veces me temo que no te veré más,
como si me crecieran alas apuntadas hacia las nubes,
como si te escondieras de un ojo desconocido
que se va a cerrar como una hoja de geranio.

Y entonces me acerco a las piedras y me callo,
tomo las palabras y las ahogo en el mar,
llamo a la luna y la hago salir
y la transformo en un inmenso amor.

© De la traducción: Darie Novaceanu. Extraído de Antología de la poesía rumana contemporánea, 2004, Editorial Verbum