domingo, 21 de marzo de 2010

COMO LA FLOR DEL ALMENDRO O ALLENDE

EN CASA SENTADO

En casa sentado, ni triste ni alegre,
ni yo ni nadie.

Periódicos desparramados. Las rosas del jarrón
no me recuerdan
a la que las cogió para mí. Hoy es día de asueto de los recuerdos,
de descanso de todo... Domingo.

Día de recoger la cocina y el dormitorio,
de poner orden. Oímos las noticias,
calma, no se lanza ninguna guerra contra ningún país.

El feliz emperador juguetea con sus perros,
bebe champán en el canalillo de dos pechos de
marfil... y nada en la espuma.

El solitario emperador hoy se echa la siesta,
como tú y como yo, no piensa en la resurrección... que
es potestad de su diestra, ¡ella, y la verdad y la eternidad!

Una leve pereza me prepara el café
y el cardamomo relincha en el aire y en mi cuerpo.

Igual que si estuviera solo. Yo soy él o yo soy el otro
que se ha cruzado conmigo, se ha interesado por mi día
y se ha alejado.

© Mahmud Darwix (1941-2009), de Como la flor del almendro o allende (IV. ELLA)